Para inspirarte

Sueños de Papel – Writers Festival Curaçao 2021

Ella era una increíble y enorme soñadora, pero a la vez era tan pequeña y delicada que su madre la tomaba siempre fuerte de la mano para no perderla entre la multitud. Ella tenía un brillo especial en los ojos pero solía desviar la mirada para que nadie la descubriese soñando. Demasiado curiosa e hiperactiva, con infinitos deseos de volar alto, pero a la vez tan misteriosa y cautelosa como el sonido del mar.

Llevaba siempre consigo un cuadernito viejo dónde solía escribir sus más grandes sueños, como quien resguarda sus más importantes secretos en un diario. Le gustaba refugiarse todo el día en la biblioteca, aunque la pequeña confesaba que nunca le ha gustado leer. En efecto; algo más la atraía mientras se paseaba pasillo por pasillo revisando títulos, hurgando páginas polvorientas, y leyendo solo el capítulo final. Mala costumbre que aún mantiene la pequeña impaciente. Pero para ella era suficiente,  pues prefería ser ella la autora de sus propias historias y fantasías. Incluso sentada en el suelo del pasillo más oscuro y menos transitado de la biblioteca. Y es que con tan solo abrir su cuadernito la magia iluminaba todo el lugar.

Tomaba un lápiz sin borrador y comenzaba a escribir sin prisa todos sus sueños en papel. Sueños disfrazados de cuentos y novelas de ficción; sueños protegidos por personajes con otros rostros y otros nombres. Sueños que aunque parecían ‘‘imposibles’’, al dejarlos plasmados sobre el papel se sentían, de alguna manera, parte de su realidad. Al menos para ella era la mejor forma de soñar y al mismo tiempo, hacer esos sueños una realidad. Y es cierto, las palabras tienen poder, pero primero debes perder el miedo de pronunciarlas en voz alta.

Línea tras línea, año tras año, la pequeña seguía escondida detrás de sus notas pensando que así sería por el resto de su vida. Cuando en realidad, eran sus miedos quienes insistían en leer todo aquello que con ilusión escribía. Y entre más difícil se volvía la vida, más temores surgían, pero más fácil y necesario era para la pequeña escapar a la biblioteca y soltar un par de lágrimas entre líneas.

Hasta que en un suspiro la pequeña finalmente se dio cuenta del abrupto paso de los años. El viejo cuadernito se había convertido en un par de libros y novelas, pero su voz seguía en silencio. Su inspiración cedió pensando que era demasiado tarde. Pero el Tiempo es relativo cuando se habla del Destino. La pequeña decidió soltar sus tesoros de papel y con las hojas hizo un avión para dejarlo partir con el viento. Afligida por imaginarse que podrían quedar atrapados en una nube piloteada por alguien más; y aun así soñadora, esperando que regresaran a ella en un ‘‘mejor momento’’.

Aunque para su sorpresa sus sueños jamás partieron. En su lugar, la guiaron de la mano de regreso al mar, dónde por cada sueño un lunar se pintó sobre su blanca piel para que entendiese el poder de sus palabras. Claro que todo aquello que había escrito podía hacerse realidad, pero primero, debía dejar de creerle al miedo. Porque aunque la distancia del mundo entero era demasiada para sus diminutos pies descalzos, ella seguía siendo esa inmensa soñadora deseosa de volar alto junto a sus sueños.

Por eso ahora, a pesar del cansancio y la rutina diaria, cada día la pequeña maquilla su rostro con pecas y viste con orgullo sus lunares. Ya no se esconde en ningún pasillo de la biblioteca, al contrario, se ha convertido en coleccionista de atardeceres pues ha recuperado su inspiración a la orilla del mar. Hace promesas con cada amanecer mientras sigue escribiendo nuevas historias y cuentos de fantasía. Trabaja para materializar cada página escrita; toma clases de danza y teatro para parecerse más a ese personaje principal del que tanto hablan sus libros, libros de los cuales ya uno ha publicado y ahora se prepara para lanzar el segundo. Y busca incansablemente oportunidades como esta para alzar la voz e intentar que sus palabras sean escuchadas; para que alguien finalmente descubra el valor de sus sueños y algún día dejen de ser tan solo papel. Por eso ella, ahora no tan pequeña, lucha por que esas palabras se conviertan en acciones y sus libros sean reconocidos mundialmente. Porque uno de sus más grandes deseos es que sus libros y novelas lleguen a la pantalla grande para así inspirar a quienes aún tienen miedo de soñar.

© Mariana J. Pereira S.