La Herencia de un Inmigrante
…pero las lágrimas cayeron sobre la ropa lavada y recién doblada justo antes de que ella pudiese cerrar la valija. ‘’¿Cuántas veces ya he pasado por esto? Y ¿Cuántas más he de enfrentar hasta sentir que pertenezco a algún lugar?’’. Se preguntó a sí misma mientras se dejaba caer sobre la cama. La valija seguía abierta, tal vez su corazón no había terminado de empacar. Al fin y al cabo eran demasiados los recuerdos, las vivencias, las personas, los amores… Es cierto, ella siempre repetía lo mismo, ‘’me parece que finalmente he encontrado mi hogar’’. Al menos por un par de años se sintió confiada y segura de eso. Pero a su Destino jamás le ha gustado la rutina.
Tres nacionalidades, cinco idiomas y cientos de culturas le pertenecían. Nadie podría reconocer su acento pues tenía el suyo propio así como sus rasgos exóticos. Una mezcla de mediterráneo con latinoamericano que muchos describían como misteriosa e interesante. Sin duda tenía una energía atrayente aunque a veces era peligrosa, incluso para ella misma.
Se sentía perdida, como si no perteneciese a ningún lugar. Y tal vez tenía razón, pero algo así no es fácil de aceptar. Su abuelo solía tener el mismo problema. Una vez él mismo le confesó que lo había heredado de su bisabuelo. La joven recordó y se levantó de la cama, cerró finalmente la maleta y se dirigió a la cocina vacía con el estómago lleno de mariposas. ‘’Parece que después de todo sus historias eran ciertas’’, murmuró con nostalgia. Ella solía creer que su abuelo simplemente inventaba todas esas historias para ayudarla a dormir cuando era pequeña, porque desde entonces ya sufría de insomnio e hiperactividad. ‘’Es que el mundo es tan grande y mi tiempo tan corto como para conocerlo todo’’. Suspiró sobre la ventana de la sala y observó más allá de su cotidiano paisaje.
Su abuelo había sido navegante, capitán de su propio barco y no lo digo en sentido metafórico. Recorrió más de 63 países e incontables ciudades. Compartió con tantas culturas diferentes que olvidó cual era la suya propia, aunque por su apellido era fácil de reconocer. Pero por diversión cambiaba su nombre para encajar rápidamente en cada nueva Tierra y ser recibido por cualquier familia. Sin duda él sabía un poco de todo y mucho de la vida más allá de la rutina. ‘’Él estaba seguro de que yo seguiría sus pasos’’, dijo mirando hacia atrás.
‘’Y tenía razón, siempre la tuvo. Por eso a pesar de las caídas, la verdad es que siempre he estado en el lugar correcto y en el momento perfecto. Por eso parto con tanta naturalidad cada vez que se me acaba el tiempo en algún viejo escenario. Alguna que otra vez lo he negado por miedo, pero al dar un paso más, inmediatamente me doy cuenta que amo mi Herencia de Inmigrante. Tal vez simplemente le pertenezca al mundo entero y mi hogar se encuentre en cada corazón al que le he regalado mi amistad. Después de todo, tener una herencia así sin duda es para sentirse orgullosa’’. Dijo ya sin lágrimas en los ojos.
© Mariana J. Pereira S.