Microrelatos

Postal en la ventana

“Una pincelada de luz; un sentimiento arrojado al mar. Quisiera que fuese así de sencillo pero cada día que se esfuma aumenta mi deseo de que estés aquí. Porque sé que he sido muy afortunado pero si pudieras ver a través de mis ojos los colores de esta viva postal, tal vez no anhelaría tanto tus abrazos y mi inspiración volvería a casa. Oh como quisiera volver a casa. Porque los matices de esta ciudad me encantan pero se difuminan en el agua que ahora mismo puedo ver a través de mi ventana. El paisaje es ciertamente hermoso pero sin ti a mi lado, carece de sentido y orientación. Tal vez porque no puedo, o realmente no deseo, llamarle hogar”.

El joven poeta firmó la carta y cerró el sobre sin apartar su mirada del retrato postal, asomado tras su balcón en Portugal. Pero no llevaba consigo estampillas ni el valor de dejarla de extrañar. Como si apenas la acabase de perder. Guardó la carta en un cajón; su corazón se negó a enviarla. Quizá por miedo a no ser recibida. Sin embargo; el joven soñador jamás dejó de escribir cartas mientras contaba los días y le quitaba años al calendario. Hasta que un día soleado alguien más llegó a su vida, para mostrarle una nueva postal colorida. Y más allá de su ventana.

© Mariana J. Pereira S.